¡Qué muchos evitamos hablar de la edad, especialmente las mujeres! Toda conversación va de buen gusto hasta que alguien pregunta por la edad. Hasta aquí llegaron los buenos ánimos. Pregunto, ¿qué duele más: la edad o que le llamen señora?
Hace poco coincidí con una amiga, en el shooping center. Que buena terapia esa, ir de tienda en tienda, viendo los especiales, hablando de todo en la vida, la familia, el trabajo, los pretendientes, un buen almuerzo, en fin todo fluía de maravillas, hasta que pasamos por el pasillo de muestras de perfume.
En un segundo mi amiga sufrió un “parálisis facial” y no precisamente por las ofertas, sino porque le han dicho de esquina a esquina : “señora, pruebe el nuevo perfume de….”. Honestamente no escuché más nada, no se qué perfume era, solo veía cómo se desencajaba el rostro de mi amiga —que por más cremas anti-age que usaba—, todo se estaba arrugando en un segundo.
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