Cada vez que me preguntan “¿que tu eres abuela?”, salgo corriendo a comprarme las cremas y darme un shot de colágeno. No es porque me moleste, es que me recuerda que ya estoy pasando los 40’s…
Y, si pronunciamos la palabra tal como es, ya se siente grande, cuaaaa-ren-ta (¿ya me comprenden?).
La realidad del asunto es que desde los treinta incluyo el colágeno en mi rutina diaria de belleza y bien que funciona – es más, si calculo la compra de estos productos por mas de 10 años, podría irme de viaje a Europa y quedarme par de meses por allá. Más sin embargo, creo que no supera lo que hacemos las abuelas por “comprar los gustitos” de nuestros nietos.